El juego patológico se ha definido como un fracaso progresivo y crónico para resistir el impulso de jugar, y se ha clasificado en los manuales de trastornos mentales como un trastorno del control de los impulsos, lo que ha generado, como explica Jiménez Murcia del Hospital Universitario de Bellvitge (IDIBELL), cierta controversia entre la comunidad científica debido a la elevada heterogeneidad que presenta este trastorno.

Se pueden clasificar a los jugadores en: 1-jugador social. 2-Jugador problema  y 3-Jugador patológico. Dentro de éstos últimos y en un estudio realizado por los investigadores del Hospital Universitario de Bellvitge (del que es coautora Jiménez Murcia), los jugadores compulsivos (en los que no siempre la impulsividad es el rasgo más característico) presentan cuatro subtipos diferenciados, y relacionados con las características de su personalidad y grado de equilibrio emocional y adaptación a la sociedad, que son:

1-Tipo I: desorganizado y emocionalmente inestable. Presenta rasgos esquizotópicos de personalidad, alta impulsividad, abuso de alcohol y sustancias, alteraciones psicopatológicas y edad de inicio temprana.

2-Tipo II: o esquizoide. Muestra alta evitación del daño, distanciamiento social y abuso de alcohol.

3-Tipo III: o sensible a la recompensa. Se caracteriza por elevados niveles de búsqueda de sensaciones e impulsividad, aunque sin alteraciones a nivel psicopatológico.

4-Tipo IV: o de funcionamiento elevado. Tiene un perfil de personalidad globalmente adaptado, sin trastornos por abuso de sustancias y sin alteraciones psicopatológicas asociadas.