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Cuando hablamos de estrés debemos decir que ya en 1910 Osler utilizó la palabra estrés, relacionando la angina de pecho con el estilo de vida de los hombres de negocios londinenses. Podemos decir también que en 1929 Cannon llamó homeostasis al conjunto de procesos que se ponen en marcha para mantener estable el medio interno del organismo frente a estímulos que pudieran desequilibrarlo; de esta forma Cannon habló de la reacción de alarma que consistiría en la movilización de los recursos corporales para responder de forma rápida luchando o huyendo ante la presencia de un estimulo que pudiera ser potencialmente nocivo para el organismo. Aunque como continuadores de las ideas de Cannon, tanto Dunbar (1935) como Alexander (1939) pensaron que ciertos hechos mentales podrían influir sobre el cuerpo y generar modificaciones. Sin embargo, el estrés se desarrolla como concepto relevante y nuevo en el ámbito de la Medicina a partir de los trabajos de Selye (1936, 1960, 1974), en los que identificó la respuesta del estrés como un conjunto de respuestas fisiológicas, fundamentalmente hormonales. Este autor definió la respuesta del estrés en términos de activación del eje hipotálamo-hipófiso-córticosuprarrenal, con elevación de la secreción de corticoides (cortisol, etc.), y del eje simpático-médulo-suprarrenal, como reacción a estímulos inespecíficos (estresores)*(1). Para Selye, si se mantiene esta activación, se produce el síndrome del estrés, el cual se caracteriza por hiperplasia de la corteza suprarrenal, involución del timo y aparición de úlceras de estómago. Mientras que el estrés consiste en la suma de los cambios inespecíficos que tienen lugar en todo momento en el organismo, el síndrome general de adaptación(expresión del estrés a través del tiempo) se refiere a todos los cambios inespecíficos que se desarrollan a través del tiempo durante una exposición continua a un alarmígeno (véase Sandín, 1995).
Para Selye en el síndrome se pueden distinguir tres fases:
1-Reacción de alarma (ante una situación de peligro, el organismo activa el sistema nervioso simpático y se produce además la activación de la médula adrenal, produciéndose un aumento de la secreción de adrenalina y noradrenalina cuyo objetivo es movilizar los recursos energéticos de forma rápida).
2-Resistencia (redistribución de los recursos energéticos para activar solo aquellos que se relacionen con la supervivencia).
Y 3-Agotamiento (si se mantienen las fuentes de estrés de magnitud considerable, pueden aparecer en el individuo patologías, ya que el individuo puede perder su capacidad de resistencia. Selye denominó a estas patologías enfermedades de adaptación).
Actualmente se sabe que sobre todo si los agentes estresantes son de naturaleza psicológico-social y producen suficiente activación, la respuesta puede ser perniciosa para el organismo. Todo lo dicho sirvió para entender que la actividad del hipotálamo y del sistema nervioso simpático podría tener una influencia importante en otros sistemas fisiológicos y sobretodo en el estado de salud del organismo.
Para finalizar esta aproximación histórica, diremos que en los años 80 del siglo pasado, tanto Lazarus como Folkman publicaron el modelo cognitivo transaccional, en el que sugirieron que el estrés podría considerarse como un “desequilibrio entre las demandas y los recursos”, es decir que el estrés no es una respuesta directa a un agente estresante, si no que depende de los recursos personales de los individuos y de su capacidad para hacer frente a una determinada situación. De esta forma, el modelo define el estrés como el resultado de las discrepancias que percibe el individuo entre las demandas de la situación y los recursos que dispone para afrontarlas. Sin embargo para muchos autores como Vila (1989), la definición anterior puede no ser suficiente, ya que se debe identificar de forma clara la naturaleza de la respuesta de estrés (adaptación fisiológica, mecanismo emocional, proceso cognitivo o proceso motivacional); por lo que sugiere que el estrés está relacionado de forma importante con el sistema motivacional de defensa. Sin embargo para Vila, debemos distinguir entre reacciones defensivas y la emoción de miedo, ya que este último es una emoción que acompaña a la defensa, una respuesta breve en la que suele existir afrontamiento de la situación. Vila propone en relación con las reacciones defensivas, que el estrés es un estado mantenido del sistema motivacional de defensa del organismo.
*(1). Selye a diferencia de Cannon se centró en las respuestas de la corteza de la glándula adrenal y de la hipófisis. Este autor dividió las hormonas segregadas por la corteza adrenal en: mineralcorticoides (favorecen los procesos inflamatorios y regulan el metabolismo de los minerales) y glucocorticoides (disminuyen los procesos inflamatorios y regulan el metabolismo de los azúcares). Para Selye, los glucocorticoides estarían claramente implicados en el periodo de resistencia que sigue a la respuesta inicial y rápida del estrés cuando el estímulo estresante es elevado o se prolonga, sugiriendo que los efectos perjudiciales del estrés estarían producidos mayoritariamente por la secreción de forma continua de estas hormonas.