De todas formas, existen casos como cuando está en juego la integridad personal de un miembro de la pareja, es decir cuando se ha recurrido a la violencia como forma de resolver los conflictos, en donde el foco inicial debe ser desarrollar estrategias de contención del conflicto. Si esto último no es posible, debemos reorganizar el ambiente de forma que se salvaguarde la integridad física de la persona o personas afectadas.

Teniendo en cuenta el trabajo de Cáceres (1996) en relación a los programas de tratamiento, diremos que los principales componentes pueden ser los siguientes:

1-Estrategias generales para aumentar y potenciar el intercambio positivo (que debemos aplicarlas en la pareja antes del tratamiento).

2-Selección de la intervención adecuada (con preguntas como ¿han dejado los miembros de la pareja de complacerse mutuamente?, ¿han dejado de expresar sus deseos con claridad?, ¿los esfuerzos por complacer al otro son selectivos, ocurren en momentos especiales como aniversarios?,  y ¿son ambos miembros de la pareja incapaces de gratificar al otro porque sus intentos se ven vacios de valor gratificador?.

3-Manejo de hostilidad inesperada y mal humor (estrategias para abortar tales momentos o impedir que se desarrollen).

4-Modificación del estilo comunicacional (es el núcleo fundamental de la terapia marital conductual-TCP, podemos mencionar la escucha activa, la práctica guiada y el entrenamiento en casa).

5-Expresión de sentimientos negativos de manera directa (la irritación , la rabia, la tristeza, etc, deben expresarse de forma constructiva).

6-Expresión de sentimientos positivos (pese a que un miembro de la pareja diga que el otro ya sabe lo que siente por ella, esto oculta vergüenza, por lo que debemos entrenar estos  sentimientos positivos).

7-Habilidades en resolución de problemas (ya que se obtienen beneficios como: vernos libres del problema, sentirnos equipo y que el otro es capaz de ponerse en nuestro lugar).

8-Sistemática general de entrenamiento (proponer problemas inventados).